EDUCAR A LOS JÓVENES CON EL EJEMPLO
(comentario de los artículos prohibido todo y la joya de la corona de la inteligencia)
"La joya de la corona de la inteligencia": http://www.elmundo.es/opinion/tribuna-libre/2009/12/21376314.html
A partir del siglo
XV con la aparición del humanismo, ya se empezó a fraguar la idea de que el
periodo clave para la educación era la infancia, es la etapa donde se está más
expuesto a las influencias de nuestro entorno, de la familia y de la sociedad; por
ello hay que aprovecharlo para educar no tanto en conocimientos teóricos como
en normas y valores.
En ambos artículos
se defiende esta teoría más o menos explícitamente, en Prohibido todo encontramos conclusiones como “Educar a los adultos
puede llegar tarde” y “Si ven que sus padres lo hacen lo harán con libertad sin
que nadie les tenga que obligar”, aquí se refiere más a normas cívicas de
convivencia que pueden incluso llegar a ser motivo de sanción, pero encontramos
que el ejemplo de los padres es influyente también en el ámbito académico por
ejemplo en el último informe PISA se demostró que los niños con más libros en
casa obtienen mejores puntuaciones en comprensión lectora. Si un niño cuando va
de la mano de sus padres espera a que el semáforo se ponga en verde para cruzar
aunque no pase ningún coche también lo hará cuando ya vaya solo, en cambio por
mucho que los adultos sepan que pueden ser sancionados por esta razón y les
expliques porque no tienen que pasar en rojo, solo tienes que esperar 2 minutos
en un semáforo para ver cuanta gente lo incumple.
Pero no es solo
tarea de los padres la de educar, educar a los jóvenes es una responsabilidad
social y los profesores tenemos una gran influencia en los alumnos que debemos
aprovechar. En el artículo se habla del anonimato de la sociedad actual, en la
calle la gente no se conoce y quizá por ello no se “corte” en tener conductas
inapropiadas, por tanto los profesores podemos beneficiarnos de ese sentimiento
de comunidad que tiene la clase para educar en los valores que queremos trasmitir. Educar en el ejemplo es la mejor
forma de que un alumno aprenda, si yo
soy ordenada y sistemática en la pizarra educaré en el orden, si soy respetuosa
con mis alumnos y consigo que ellos lo sean con sus compañeros estaré educando
en el respeto hacia la sociedad en general, y si puedo conseguir que se cumplan
las normas de mi clase podré conseguir que estos jóvenes cumplan sin necesidad
de sanciones las normas cívicas.
En el segundo
artículo, La joya de la corona de la
inteligencia, la educación también cobra una gran importancia, casi al
final del texto encontramos una reflexión que dice: “Educar es entusiasmar con
los valores. Educar es seducir con lo valioso. Instruir, formar pulir y limar a
una persona para que sea capaz de gobernarse a sí misma.” Para mí estas frases
marcan perfectamente cómo hay que educar a los jóvenes, apasionándoles con lo
que quieres transmitir para que se esfuercen por conseguir lo que quieren, pero
para eso tienen que saber lo que quieren no tanto a corto como a largo plazo. Hemos
de enseñar a los jóvenes que es importante ponerse metas, muchos alumnos vienen
a clase por obligación sin ganas de aprender, porque no entienden para que les
va a servir lo que enseñamos y no tienen metas concretas en las que la
educación sea un camino. No saben porque hacen las cosas y tampoco se lo replantean,
esto es realmente un problema, porque me remito otra vez al texto: “El que no
sabe lo que quiere no puede ser feliz”. Hemos de educar en elegir aquello que
les hace más persona, obviamente los jóvenes al igual que la mayoría de
nosotros van a desear salir de fiesta,
tener muchos amigos, ganar bastante dinero… lo que debemos conseguir es que
quieran ser mejores personas, que quieran aprender, que quieran conseguir un
trabajo que les llene…Y cuando tengan esa meta clara darles las cuatro
herramientas que sugiere el texto: orden, constancia, voluntad y motivación.
Desde luego estoy de
acuerdo con el autor con que la joya de la corona de estas herramientas es la
voluntad, debemos elegir lo que queremos conseguir y para ello normalmente tendremos
que hacer sacrificios, renunciar a ciertas cosas; si yo quiero sacar buenas
notas tendré que estudiar por las mañanas y para ello deberé renunciar a salir por las noches. La segunda herramienta que me
parece más importante es la constancia, nuestros alumnos han de aprender a no
rendirse, a esperar; un alumno puede suspender la primera evaluación con un 3 y
tirar la toalla, pero hemos de hacerle mirar hacia delante y seguir
insistiendo, motivarle (y aquí entra la tercera herramienta), para que en la
segunda evaluación pueda sacar un 5, porque hay que enseñar que las cosas de
entrada cuestan pero que si te esfuerzas y tienes voluntad se pueden conseguir.
Como conclusión,
creo que la desconfianza hacia la sociedad crece día a día, muchos profesores
dicen que los alumnos de ahora vienen mucho peor que los de antes que solo
quieren salir de fiesta que no se esfuerzan y que no tienen metas, se dice que
cualquier tiempo pasado fue mejor, y todos hemos escuchado la frase despectiva en
boca de alguna persona mayor de “¡Qué juventud!”; pero esa juventud es la que
nosotros, la sociedad en general, está educando con el ejemplo, y las influencias
que reciben de nosotros están creando su conducta, su respeto a lo que les
rodea, sus metas en la vida… No podemos querer cambiar a las nuevas
generaciones si no nos cambiamos a nosotros mismos, la mayoría de las personas,
por no decir todas, sabemos lo que está bien y lo que está mal, lo que es
correcto e incorrecto, y sin embargo no actuamos conforme a esto en mayor o menor medida,
quizá la solución no sea sólo educar a los niños y jóvenes sino a reeducarnos a
nosotros mismos, volver a interiorizar las conductas que deberíamos asumir
espontáneamente y que sabemos que son las correctas, y así poder de verdad
educar a los jóvenes con el ejemplo, pero con un buen ejemplo.
Marta Argudo
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